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Nº 201 (Abril-Junio 2014)                               

Invocación por la Paz

En el atardecer del domingo 8 de junio de 2014, en los jardines del Vaticano se registró un hecho excepcional: por primera vez en la historia los presidentes de Israel, Shimon Péres; el de Palestina, Mahmud Abbas; se reunieron en el Vaticano por invitación del papa Francisco para realizar una oración por la paz. Estaba presente también el patriarca de Constantinopla, Bartolomé I y el custodio de Tierra Santa, el franciscano Pierbattista Pizzaballa.

Discurso del Papa Francisco

Señores Presidentes:

Los saludo con gran alegría, y deseo ofrecerles, a ustedes y a las distinguidas Delegaciones que les acompañan, la misma bienvenida calurosa que me han deparado en mi reciente peregrinación a Tierra Santa.

Gracias desde el fondo de mi corazón por haber aceptado mi invitación a venir aquí para implorar de Dios, juntos, el don de la paz. Espero que este encuentro sea el comienzo de un camino nuevo en busca de lo que une, para superar lo que divide.

Y gracias a Vuestra Santidad, venerado hermano Bartolomé, por estar aquí conmigo para recibir a estos ilustres huéspedes. Su participación es un gran don, un valioso apoyo, y es testimonio de la senda que, como cristianos, estamos siguiendo hacia la plena unidad.

Su presencia, Señores Presidentes, es un gran signo de fraternidad, que hacen como hijos de Abraham, y expresión concreta de confianza en Dios, Señor de la historia, que hoy nos mira como hermanos uno de otro, y desea conducirnos por sus vías.

Este encuentro nuestro para invocar la paz en Tierra Santa, Medio Oriente y en todo el mundo está acompañado por la oración de tantas personas, de diferentes culturas,

naciones, lenguas y religiones: personas que han rezado por este encuentro y que ahora están unidos a nosotros en la misma invocación.

Es un encuentro que responde al deseo ardiente de cuantos anhelan la paz, y sueñan con un mundo donde hombres y mujeres puedan vivir como hermanos y no como adversarios o enemigos.

Señores Presidentes, el mundo es un legado que hemos recibido de nuestros antepasados, pero también un préstamo de nuestros hijos: hijos que están cansados y agotados por los conflictos y con ganas de llegar a los albores de la paz; hijos que nos piden derribar los muros de la enemistad y tomar el camino del diálogo y de la paz, para que triunfen el amor y la amistad.

Muchos, demasiados de estos hijos han caído víctimas inocentes de la guerra y de la violencia, plantas arrancadas en plena floración. Es deber nuestro lograr que su sacrificio no sea en vano. Que su memoria nos infunda el valor de la paz, la fuerza de perseverar en el diálogo a toda costa, la paciencia para tejer día tras día el entramado cada vez más robusto de una convivencia respetuosa y pacífica, para gloria de Dios y el bien de todos.

Para conseguir la paz, se necesita valor, mucho más que para hacer la guerra. Se necesita valor para decir sí al encuentro y no al enfrentamiento; sí al diálogo y no a la violencia; sí a la negociación y no a la hostilidad; sí al respeto de los pactos y no a las provocaciones; sí a la sinceridad y no a la doblez. Para todo esto se necesita valor, una gran fuerza de ánimo.

La historia nos enseña que nuestras fuerzas por sí solas no son suficientes. Más de una vez hemos estado cerca de la paz, pero el maligno, por diversos medios, ha conseguido impedirla. Por eso estamos aquí, porque sabemos y creemos que necesitamos la ayuda de Dios. No renunciamos a nuestras responsabilidades, pero invocamos a Dios como un acto de suprema responsabilidad, de cara a nuestras conciencias y de frente a nuestros pueblos. Hemos escuchado una llamada, y debemos responder: la llamada a romper la espiral del odio y la violencia; a doblegarla con una sola palabra: «hermano». Pero para decir esta palabra, todos debemos levantar la mirada al cielo, y reconocernos hijos de un mismo Padre.

A él me dirijo yo, en el Espíritu de Jesucristo, pidiendo la intercesión de la Virgen María, hija de Tierra Santa y Madre nuestra.

Señor, Dios de paz, escucha nuestra súplica. Hemos intentado muchas veces y durante muchos años resolver nuestros conflictos con nuestras fuerzas, y también con nuestras armas; tantos momentos de hostilidad y de oscuridad; tanta sangre derramada; tantas vidas destrozadas; tantas esperanzas abatidas… Pero nuestros esfuerzos han sido en vano. Ahora, Señor, ayúdanos tú. Danos tú la paz, enséñanos tú la paz, guíanos tú hacia la paz. Abre nuestros ojos y nuestros corazones, y danos la valentía para decir: «Nunca más la guerra»; «con la guerra, todo queda destruido». Infúndenos el valor de llevar a cabo gestos concretos para construir la paz. Señor, Dios de Abraham y los  Profetas, Dios amor que nos has creado y nos llamas a vivir como hermanos, danos la fuerza para ser cada día artesanos de la paz; danos la capacidad de mirar con benevolencia a todos los hermanos que encontramos en nuestro camino.

Haznos disponibles para escuchar el clamor de nuestros ciudadanos que nos piden transformar nuestras armas en instrumentos de paz, nuestros temores en confianza y nuestras tensiones en perdón. Mantén encendida en nosotros la llama de la esperanza para tomar con paciente perseverancia opciones de diálogo y reconciliación, para que finalmente triunfe la paz. Y que sean desterradas del corazón de todo hombre estas palabras: división, odio, guerra. Señor, desarma la lengua y las manos, renueva los corazones y las mentes, para que la palabra que nos lleva al encuentro sea siempre «hermano», y el estilo de nuestra vida se convierta en shalom, paz, salam. Amén.

El Papa Francisco en Tierra Santa

Del histórico viaje que el Papa Francisco realizó del 24 al 26 de mayo a Jordania, Palestina e Israel, destacamos algunos de las palabras significativas de sus discursos, que fomentan el diálogo y la relación entre judíos y cristianos.

Discurso en Yad Vashem

Quisiera, con mucha humildad, decir que el terrorismo es malo. Es malo en su origen y es malo en sus resultados. Es malo porque nace del odio. Es malo en sus resultados porque no construye, destruye. Que nuestros pueblos comprendan que el camino del terrorismo no ayuda. El camino del terrorismo es fundamentalmente criminal. Rezo por todas esas víctimas, y por todas las víctimas del terrorismo en el mundo, por favor nunca más terrorismo, es una calle sin salida.

Adán, ¿dónde estás?” (cf. Gn 3,9). ¿Dónde estás, hombre? ¿Dónde te has metido? En este lugar, memorial de la Shoah, resuena esta pregunta de Dios: “Adán, ¿dónde estás? Esta pregunta contiene el dolor del Padre que ha perdido a su hijo.

El Padre conocía el riesgo de la libertad; sabía que el hijo podría perderse… pero quizás ni siquiera el Padre podía imaginar una caída como ésta, un abismo tan grande.

Este grito: ¿Dónde estás?, aquí, ante la tragedia inconmensurable del Holocausto, resuena como una voz que se pierde en un abismo de fondo…

Hombre, ¿quién eres? Ya no te conozco. ¿Quién eres, hombre? ¿En qué te has convertido? ¿Cómo has sido capaz de este horror? ¿Qué te ha hecho caer tan bajo? No ha sido el polvo de la tierra, del que estás hecho. El polvo de la tierra es bueno, obra de mis manos. No ha sido el aliento de vida que soplé en tu nariz. Ese soplo viene de mí; es muy bueno (cf. Gn 2,7).

No este abismo no puede ser sólo obra tuya, de tus mano, de tu corazón… ¿Quién te ha corrompido? ¿Quién te ha desfigurado? ¿Quién te ha contagiado la presunción de apropiarte del bien y del mal? ¿Quién te ha convencido de que eres dios? No sólo has torturado y asesinado a tus hermanos, sino que te lo has ofrecido en sacrificio a ti mismo, porque te has erigido en dios. Hoy volvemos a escuchar aquí la voz de Dios:

“Adán ¿dónde estás?”.

De la tierra se levanta un tímido gemido: Ten piedad de nosotros, Señor. A ti, Señor Dios nuestro, la justicia; nosotros llevamos la deshonra en el rostro, la vergüenza (cf. Ba 1,15). Se nos ha venido encima un mal como jamás sucedió bajo el cielo (cf. Ba 2,2). Señor, escucha nuestra oración, escucha nuestra súplica, sálvanos por tu misericordia. Sálvanos de esta monstruosidad. Señor omnipotente, un alma afligida clama a ti, Escucha, Señor, ten piedad. Hemos pecado contra ti. Tú reinas por siempre (cf. BA 3,1-2). Acuérdate de nosotros en tu misericordia. Danos la gracia de avergonzarnos de lo que, como hombres, hemos sido capaces de hacer, de avergonzarnos de esta máxima idolatría de haber despreciado y destruido nuestra carne, esa carne que tú modelaste del barro, que tú vivificaste con tu aliento de vida. ¡Nunca más, Señor, nunca más!

“Adán, ¿dónde estás?” Aquí estoy, Señor, con la vergüenza de lo que el hombre, creado a tu imagen y semejanza, ha sido capaz de hacer.

Acuérdate de nosotros en tu misericordia.

Mensaje escrito en el Libro de Visitas del Memorial del Yad Vashem:

“Con la vergüenza de lo que el hombre, creado a imagen y semejanza de Dios, fue capaz de hacer. Con la vergüenza de que el hombre se haya hecho dueño del mal, con la vergüenza de que el hombre, creyéndose dios, haya sacrificado así a sus hermanos. ¡¡Nunca más!! ¡¡Nunca más!!. Francisco

Discurso del Papa Francisco a los Grandes Rabinos de Israel

En el Centro Hechal Shlomo, sede del gran Rabinato de Israel, al lado mismo de la Gran Sinagoga, el Papa Francisco hizo una visita de cortesía a los dos grandes rabinos de Israel: el gran rabino Askenazi, David Lau y el gran rabino, Sefardita, Yitzhak Yosef

Estimados Grandes Rabinos de Israel, queridos hermanos y hermanas: Me alegra enormemente poder estar hoy con Ustedes: les agradezco su calurosa acogida y las atentas palabras de bienvenida que me han dirigido. Como saben, desde que era Arzobispo de Buenos Aires, he podido contar con la amistad de muchos hermanos judíos. Hoy están aquí dos Rabinos amigos. Juntos organizamos provechosas iniciativas de encuentro y diálogo, y con ellos viví también momentos significativos de intercambio en el plano espiritual.

En los primeros meses de pontificado tuve la ocasión de recibir a diversas organizaciones y representantes del Judaísmo mundial. Estas peticiones de encuentro son numerosas, como ya sucedía con mis predecesores. Y, sumadas a las múltiples iniciativas que se desarrollan a escala nacional o local, manifiestan el deseo recíproco de conocernos mejor, de escucharnos, de construir lazos de auténtica fraternidad. Este camino de amistad representa uno de los frutos del Concilio Vaticano II, en particular de la Declaración Nostra Aetate, que tanta importancia ha tenido y cuyo 50º aniversario recordaremos el próximo año. En realidad, estoy convencido de que cuanto ha sucedido en los últimos decenios en las relaciones entre judíos y católicos ha sido un auténtico don de Dios, una de las maravillas que Él ha realizado, y por las cuales estamos llamados a bendecir su nombre: “Den gracias al Señor de los Señores, /porque es eterna su misericordia. / Sólo él hizo grandes maravillas, / porque es eterna su misericordia” (Sal 136,3-4).

Un don de Dios, que, sin embargo, no hubiera podido manifestarse sin el esfuerzo de muchísimas personas entusiastas y generosas, tanto judíos como cristianos. En especial, quisiera hacer mención aquí de la importancia que ha adquirido el diálogo entre el Gran Rabinato de Israel y la Comisión de la Santa Sede para las relaciones religiosas con el Judaísmo. Un diálogo que, inspirado por la visita del santo Papa Juan Pablo II a Tierra Santa, comenzó en 2002 y hoy ya lleva doce años de recorrido. Me gustaría pensar que, como el Bar Mitzvah de la tradición judía, está ya próximo a la edad adulta: confío en que pueda continuar y tenga un futuro luminoso por delante. No se trata solamente de establecer, en un plano humano, relaciones de respeto recíproco: estamos llamados, como cristianos y como judíos, a profundizar en el significado espiritual del vínculo que nos une. Se trata de un vínculo que viene de lo alto, que sobrepasa nuestra voluntad y que mantiene su integridad, a pesar de las dificultades en las relaciones experimentadas en la historia.

Por parte católica, ciertamente tenemos la intención de valorar plenamente el sentido de las raíces judías de nuestra fe. Confío, con su ayuda, que también por parte judía se mantenga y, si es posible, aumente el interés por el conocimiento del cristianismo, también en esta bendita tierra en la que reconoce sus orígenes y especialmente entre las jóvenes generaciones. El conocimiento recíproco de nuestro patrimonio espiritual, la valoración de lo que tenemos en común y el respeto en lo que nos separa, podrán marcar la pauta para el futuro desarrollo de nuestras relaciones, que ponemos en las manos de Dios. Juntos podremos dar un gran impulso a la causa de la paz; juntos podremos dar testimonio, en un mundo en rápida transformación, del significado perenne del plan divino de la creación; juntos podremos afrontar con firmeza toda forma de antisemitismo y cualquier otra forma de discriminación. El Señor nos ayude a avanzar con confianza y fortaleza de ánimo en sus caminos. ¡Shalom!

En el Muro Occidental: El rabino Shmuel Rabinowitzentre otras cosas dijo:

Durante demasiados años, la fe estaba en la raíz de los conflictos, el odio y el dolor en todo el mundo. Desde aquí, desde este lugar, que es sagrado para usted, para mí, y para muchos millones más en todo el mundo, deseo dirigirme – junto con usted – a los fieles de todas las religiones, para transmitirles desde Jerusalén una bendición de Shalom – la paz. Porque de Sión saldrá la Torá y la palabra de Dios de Jerusalén.

Después el Santo Padre se acercó al Muro, oró en silencio durante unos minutos y rezó la oración del Padrenuestro que estaba escrita en español de su puño y letra y cuidadosamente la introdujo en un resquicio de los sillares de piedra del Kotel y permaneció en silencio.

Al terminar la oración se produjo una de las imágenes más impactantes de su visita de tres días a Tierra Santa: el emotivo abrazo del Papa con sus dos grandes amigos de Buenos Aires, el rabino Abraham Skorka y el líder musulmán Omar Abboud. «¡Lo logramos!», se dijeron los tres argentinos emocionados ante ese momento esperado. No sólo se abrazaron como amigos sino también como representantes del judaísmo, Islam y cristianismo.

Para una más amplia información de este histórico viaje consultar nuestra página web. www.cejc-madrid.org

Sebastián Romero Radigales, Justo entre la Naciones

El 26 de mayo la institución del Yad Vashem, declaró Justo entre las Naciones a Sebastián Romero Radigales, cónsul general de España en Atenas entre 1944 y 1945 que, quien a riesgo de su vida, salvó de la cámara de gas a más de 600 judíos sefardíes de Salónica. La actuación del cónsul Romero Radigales mitigó la matanza nazi en Salónica gracias a una tenacidad y un valor que permitió salvar del holocausto a centenares de seres humanos. Sin embargo, más de 45.000 judíos de Salónica fueron asesinados y enviados a los hornos crematorios.

Islamistas ejecutaron en Siria a un sacerdote holandés

que no quiso abandonar a la población

El pasado 7 de abril, el sacerdote holandés Frans Van der Lugt fue asesinado por hombres armados en la Casa de los Jesuitas en el barrio de Bustán al Diwan, en el casco antiguo de la ciudad de Homs, en el centro de Siria.

El nuncio del Vaticano en Damasco, arzobispo Mario Zenari, informó que el cura falleció por los disparos que recibió en la cabeza por parte de un grupo armado, que entró en la Casa de los Jesuitas. «Desconocemos las circunstancias exactas de su muerte. Ha sido una gran sorpresa, porque él ha sobrevivido en el pasado a bombardeos y tiroteos en Homs, donde decidió quedarse por su propia voluntad». Van der Lugt vivía en la ciudad desde hace 40 años y su labor humanitaria era muy apreciada.

Jerusalén: Emotivo Bar Mitzvá a sobrevivientes de la Shoá

Durante 2.000 años, el Muro de los Lamentos en la Ciudad Vieja de Jerusalén ya vio casi todo. Pero en esta ocasión hasta sus inmensos bloques de piedra seguramente temblaron y no pudieron contener la emoción.

Dos autobuses especiales para personas discapacitadas -ascensor hidráulico incluido con 80 sobrevivientes del Holocausto del hostal Shaar Menashé, ubicado en el norte de Israel, acompañados por una unidad de cuidados intensivos de Maguén Daviv Adom (MDA), estacionaron en la misma Explanada del Kotel para celebrar un Bat y Bar Mitzvá conjunto a quienes la Shoá impidió hacerlo. Este proyecto, único hasta ahora, no fue fácil de realizar a nivel emocional y logístico.

Llevarlo a cabo requirió una enorme motivación y fuerza de voluntad para sobreponerse a grandes dificultades. Teniendo en cuenta que la gran mayoría de los sobrevivientes casi nunca abandonó el hostal, fue necesaria una gran labor de persuasión por parte del personal del centro médico. «Se trata de residentes de edad muy avanzada, con sus respectivos miedos y traumas, que no consiguió recuperarse de las desgracias vividas», señaló un funcionario del organismo y colaborador en la organización del evento. «Muchos no estuvieron nunca en Jerusalén, ni vieron el Kotel. Hablar con ellos de deseos resultó casi anacronista; sin embargo, juntos llegamos a escribir papeletas para colocarlas entre las piedras». La primera gran sorpresa se produjo en el mismo momento que los autobuses llegaron a la Explanada del Muro. El comandante de la unidad del Ejército encargada de la seguridad del lugar, dispuso que un batallón integrado por soldados de ambos sexos formaran una doble fila de recibimiento saludando con la venia a los sobrevivientes y entonando el Hatikvá en el momento en que éstos eran ayudados a descender y sentados en sillas de ruedas aportadas por la ONG Yad Sarah.

Al enterarse del evento, el público presente visiblemente emocionado, comenzó a vitorear a los ancianos y se unió al canto de los soldados. Un momento verdaderamente electrizante se produjo cuando una joven soldado, que no pudo contener sus lágrimas, abandonó espontáneamente la fila para arrodillarse ante una de las sobrevivientes y abrazarla.

La Fundación Patrimonio del Muro fue la encargada de las ceremonias de Bat y Bar Mitzvá, para las cuales dispuso rabinos, libros de Torá, talit y tefilín (filacterias) especiales. Una vez acabadas las ceremonias, un rabino le preguntó a un sobreviviente: «¿Es su primera visita al Muro?». Luego de colocar la papeleta como si fuera un tesoro entre las milenarias piedras y besarlas, la respuesta no tardó en llegar: «Es la primera y la última, pero pensé en mi familia y jamás la olvidaré», dijo con las mejillas húmedas.

Este evento único concluyó con un agasajo organizado por el seminario rabínico Esh Hatorá en un salón de fiestas decorado con globos azules y blancos y banderas de Israel con clarinetistas y cantores que alegraron a los sorprendidos sobrevivientes. Uno de ellos, con una increíble voz de tenor, comenzó a cantar «Maine Yiddishe Mame» y fue seguido por aquéllos pocos que apenas pudieron contener sus lágrimas.

Audiencia del Rey Juan Carlos I al Dr. Abraham Haim

En el mes de marzo el Rey Juan Carlos I recibió en audiencia al Dr. Abraham Haim, Presidente del Consejo de la Comunidad Sefardí de Jerusalén, institución que centra su ámbito de actuación en asuntos culturales y del legado judío, educación y bienestar social. El Sr. Haim acudió al Palacio de La Zarzuela acompañado por el subsecretario de Asuntos Exteriores y de Cooperación, Rafael Mendívil Peydro.

Seminario en Roma con participación del CEJC

El día 18 de junio, organizado por el Centro de Estudios de Oriente Medio de la Fundación Promoción Social de la Cultura, tuvo lugar en Roma, en la Embajada de España ante la Santa Sede el Seminario: Hebreos y cristianos: la Construcción de espacios de mutuo conocimiento.

En la sesión inaugural intervino el Excmo. Sr. D. Eduardo Gutiérrez Sáenz de Buruaga, Embajador de España ante la Santa Sede, S.E. Card. Julián Herranz, Presidente emérito del Consejo Pontificio para los Textos Legislativos y Presidente emérito de la Comisión Disciplinaria de la Curia Romana y D.ª Jumana Trad, Presidenta de la Fundación Promoción Social de la Cultura.

A continuación en la primera sesión se abordó el tema: Construcción de espacios de mutuo conocimiento, contó con la intervención del Rvdo. Sr. Alberto Funaro, Rabino de la Comunidad Judía de Roma, Padre Norbert Hofmann, Secretario de la Comisión de las relaciones con el judaísmo y miembro del Consejo Pontificio para la promoción de la unidad de los cristianos, D.ª María Teresa Rodríguez, por del Centro de Estudios Judeo-Cristianos de España, D. Victor Magiar, Asesor de Cultura de la Federación de Comunidades Judías de Italia. El moderador de la sesión fue D. Benedetto Ippolito, profesor de Historia de la Filosofía de la Universidad de Roma y Doctor en Filosofía por la Università Cattolica del Sacro Cuore de Milán.

El Seminario concluyó con un interesante debate entre los participantes y asistentes al encuentro, entre los que se encontraba D. Segundo Tejado, del Pontificio Consiglio Cor Unum, D. Giuseppe Cassini, Consejero Diplomático del Ministerio de Transportes,

y D.ª Ana María Salazar, Directora de la Fundación Universidad Juan Carlos I.

Información del CEJC

Acto de Clausura. El 28 de mayo tuvo lugar la Clausura del Curso 2013-2014 con la intervención de Rav. Moshé Bendahan, Presidente del Consejo Rabínico de España y el Dr. Elio Passeto, nds, Director del Instituto Ratisbonne de Jerusalén. El Acto estuvo presidido por D. Gabriel Prisiallni Perry, Presidente de la Comunidad Judía Conservadora Bet-El de Madrid.

El título de la conferencia fue: “Futuros desafíos en las relaciones judeo-cristianas”, Ambos ponentes se ratificaron en la relación de respeto y amor mutuo entre ambos pueblos, así como el establecimiento de un proyecto de trabajo conjunto para ambas partes, cristianos y judíos. Como pudimos comprobar tenemos a nuestro alcance un gran programa para llevar a cabo juntos, “ahora tenemos que estar juntos” confirmando las palabras del Cardenal Koch: “porque en nuestras diferencias somos el pueblo de Dios” Asistieron al acto representantes de la Embajada de Israel en España, de la Comunidad de Mujeres Israelitas de Madrid, del Arzobispado de Madrid y numerosos socios y amigos.

Próximos cursos:

Hebreo. Abierta la preinscripción para la matrícula del curso próximo. Las clases darán comienzo en la primera semana de octubre.

Curso 2014-2015: La inauguración será el día 5 de noviembre.

Toda la información se encuentra en nuestra web www.cejc-madrid.org y en secretaría.