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Los cristianos, todos los cristianos, tienen raíces judías. Por ello, desde su nacimiento, el International Council of Christians and Jews ha acogido las diversas confesiones cristianas. Cada una de ellas, en el modo que le es propio, se acerca al judaísmo, el cual, a su vez, se caracteriza por diversas corrientes y sensibilidades. Las confesiones cristianas encuentran su unidad en Cristo; el judaísmo encuentra su unidad en la Torá. Los cristianos creen que Jesucristo es la Palabra de Dios hecha carne en el mundo; para los judíos la Palabra de Dios está presente sobre todo en la Torá. Ambas tradiciones de fe tienen como fundamento al Dios único, al Dios de la Alianza, que se revela a los hombres a través de su Palabra. En la búsqueda de una actitud justa hacia Dios, los cristianos se dirigen a Cristo como fuente de vida nueva, los judíos a la enseñanza de la Torá. Este tipo de reflexión teológica sobre la relación entre judaísmo y cristianismo parte precisamente de Nostra aetate (cf. n. 4) y, a partir de esa sólida base, puede y deber ser ulteriormente desarrollada.
En la reflexión sobre el judaísmo el Concilio Vaticano II tuvo en cuenta las diez tesis de Seelisberg, elaboradas en esa localidad suiza, tesis vinculadas a la fundación del International Council of Christians and Jews. Se puede decir que ya estaba en ello in nuce una primera idea de la colaboración entre vuestra organización y la Iglesia católica. Tal cooperación tuvo inicio oficialmente después del Concilio, y especialmente tras la institución de la «Comisión para las relaciones religiosas con el judaísmo», en el año 1974. Esta Comisión de la Santa Sede sigue siempre con gran interés las actividades de vuestra organización, en especial los congresos internacionales anuales, que dan una notable aportación al diálogo judeo-cristiano Queridos hermanos, os doy las gracias a todos por esta visita y os deseo todo bien para vuestro congreso. Que el Señor os bendiga y os proteja con su paz. Por favor, os pido que recéis por mí. Y os invito todos juntos a pedir la bendición de Dios nuestro Padre. Yo la daré en mi lengua natal