VieMar08

Las demandas de nuestro tiempo: Una declaración sobre el antisemitismo

Las descaradas y vergonzosas demostraciones de antisemitismo están aumentando en Europa, las Américas y otros lugares, siendo cada vez más frecuentes en la vida pública. Ataques o vandalismo contra la propiedad, edificios o personas —e incluso asesinatos— han ocurrido en varios países. Los judíos en muchos lugares dan testimonio de un creciente sentimiento de miedo e inseguridad.

La historia muestra que el flagelo del antisemitismo tiene la perniciosa capacidad de transformarse en una variedad aparentemente interminable de manifestaciones, según el contexto. En el mundo mediterráneo pre cristiano, los judíos eran a veces asaltados por rechazar las normas sociales y religiosas paganas. Los judíos fueron marginados en la cristiandad europea porque no aceptaban el Evangelio cristiano, convirtiéndose así en fáciles chivos expiatorios en tiempos de crisis. En la época del Iluminismo, la supuestamente sociedad secularizada fue ofendida por la resistencia religiosa y cultural judía a la asimilación, pero más tarde sospechaba que los judíos que se asimilaron tramaban diversos esquemas. Estas teorías de conspiración fueron a veces contradictorias, como cuando los judíos fueron acusados ​​de dominar el capitalismo mientras, simultáneamente, defendían el comunismo. La pseudo ciencia calificó a los judíos como amenazas genéticas para razas supuestamente superiores. Más recientemente, el anhelo judío por la seguridad de la autodeterminación política, algo considerado como un derecho humano de otros pueblos, ha sido calificado de racista.

El Consejo Internacional de Cristianos y Judíos (ICCJ) observa el actual resurgimiento del antisemitismo con alarma y repulsión. El ICCJ fue fundado en 1947, a raíz de una "Conferencia de Emergencia sobre Antisemitismo" celebrada en Seelisberg, Suiza. Esa conferencia fue una respuesta cristiana y judía al antisemitismo que llevó y aún persistió después de la Shoa (Holocausto). A raíz de Seelisberg, numerosas iglesias cristianas repudiaron pasadas enseñanzas de desprecio y etiquetaron el antisemitismo como un pecado contra Dios y la humanidad. Ellas se embarcaron en un esfuerzo sin precedentes para desmantelar el antagonismo religioso que había alimentado la hostilidad hacia los judíos durante tanto tiempo por mucho tiempo y reemplazarlo con teologías que promuevan la amistad y la colaboración interreligiosas. Frustrantemente, esta revolucionaria reforma ocurre en un momento en que las comunidades religiosas tienen limitado poder para revertir la antipatía que ellas ayudaron a integrar en la cultura occidental.

Se ha dicho que el renovado antisemitismo es una señal de advertencia de la ruptura de la sociedad. De hecho vemos hoy en día, en muchos lugares, el crecimiento generalizado del racismo, la xenofobia, la islamofobia, la intolerancia y la ausencia del respeto humano básico por las personas que de alguna manera son "diferentes". La humanidad puede y debe ser mejor que esto. Aunque nuestras voces a veces pueden parecer débiles e ineficaces, los tiempos nos convocan a todos, como individuos, organizaciones y sociedades, a redoblar nuestra oposición a todas las formas de intolerancia y prejuicios, a insistir en que los líderes promuevan el bien común de todos, y a reafirmar nuevamente nuestro compromiso para ser practicantes del diálogo en todos los niveles.

Junta Ejecutiva del Consejo Internacional de Cristianos y Judíos (ICCJ)

Martin Buber-House, Heppenheim, 28 de febrero de 2019

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