CONCESIÓN DE PREMIO A SOR IONEL MIHALOVICI
En el 40º aniversario del Centro de Estudios Judeo-Cristianos, institución erigida por el Arzobispado de Madrid en 1972, tiene el placer de comunicar a sus socios y amigos que el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación ha tenido a bien otorgar la «Encomienda de la Orden del Mérito Civil» a Sor Ionel Mihalovici Blumenfeld, Religiosa de Nuestra Señora de Sion, por su labor durante muchos años como directora del Centro de Estudios Judeo-Cristianos de Madrid.
Por este motivo la Junta Directiva del CEJC desea expresar su satisfacción por este reconocimiento a la labor realizada por Sor Ionel al frente de esta institución en el diálogo entre judíos y cristianos. Su trabajo y personalidad han sido como agua fecunda que ha hecho florecer las relaciones judeo-cristianas.
La imposición de la Encomienda de la Orden del Mérito Civil tendrá lugar (D.m.) el próximo día 29 de marzo a las 19,30 en la sede de Sefarad-Israel, c/ Mayor, 69 de Madrid, en un acto abierto.
Deseamos contar con vuestra presencia para manifestar a Sor Ionel el cariño y admiración que todos sentimos hacia ella.
En el acto de entrega Sor Ionel dijo las siguientes palabras:
«En el Tratado de Taanit se dice acerca del sabio Nahum de Guimzo: ¿Por qué se llama Nahum el de Guimzo? Porque ante cualquier cosa que le ocurría, solía decir: Gam zo le tova… «también esto es para bien» (Taa. 21ª).
Quisiera desear que el Acto de hoy sea también «para el bien» de todos los que trabajamos desde hace 40 años, para establecer y desarrollar las relaciones de respeto y verdadera amistad entre judíos y cristianos, y entre Israel y España.
Efectivamente, el 21 de Septiembre de este año, el Centro de Estudios Judeo-Cristianos del Arzobispado de Madrid, va a celebrar el 40 aniversario del Decreto de su Erección por Monseñor Tarancón.
En 1972, nuestro Centro era aun muy pequeño, pero único en España por la misión que se le había asignado de acercamiento y mutua comprensión entre judíos y cristianos. Pequeño en sus comienzos, pero animado con mucho interés por los primeros amigos entre los que no puedo dejar de mencionar a nuestro querido Samuel Toledano, a Sor Esperanza, a D. Vicente Serrano y al Rabino Baruj Garzon y demás miembros de la primera junta directiva.
De todos ellos guardo un grato recuerdo por su dedicación a las tareas del Centro y sobre todo por la fe que demostraron en los ideales de fraternidad que siempre compartimos.
Como único Centro de las relaciones entre el Judaísmo y la Iglesia, nuestro pequeño Centro no tardó en aglutinar a su alrededor, a hombres y mujeres de buena voluntad que pronto lo hicieron crecer.
La Biblioteca, única entonces en su género, atraía cada vez más a investigadores y estudiosos de la espiritualidad común a judíos y cristianos. Los Cursos de Hebreo se abrieron pronto al mundo universitario. El programa anual de conferencias, abierto y clausurado por personalidades de ambas religiones, y en el que participaban distin-guidos conferenciantes, alcanzaban cada vez mayor audiencia.
Afortunadamente, son muchas las iniciativas que promueven hoy, los ideales que germinaron en el Centro. Por ello, nos hemos de felicitar, deseando que entre todos seamos capaces de proseguir la labor, hoy quizás más necesaria que nunca, de contri-buir a través del diálogo y el común esfuerzo, a crear un mundo mejor, más pacífico, más fraterno y más digno de su Creador.
Quisiera agradecer muy especialmente a las personas que hoy día trabajan con mucha dedicación para que esta tarea tan importante se siga desarrollándo y ampliando sus actividades.
Juntos seguiremos cantando las bellas palabras del Salmo que compuso el Rey David: «Hinné ma tob uma naim, shebet ajim gam yajad…qué hermoso y placentero es estar los hermanos juntos»